sábado, 4 de septiembre de 2010

La noche voluntaria del caracol




A


Índice




Presentación………………………………………….

I

Gotas que pesan como diluvios…………………………




II

Soy…………………………………………………



III

Al ocaso indefenso de la vida………………………….


IV

Todos albergamos una luz…………………………….











PRESENTACIÓN

Detrás de las sombras
hasta el agua fresca del roble

Como sujeto de su poesía Marcos Valverde se debate en un trino, en apariencia inseparable -puede equidistante- pero, en rigor de verdad, con oscilación propia: angustia o duda, y por tal, disputa, y amor y odio. El curso de una existencia obligada en un cosmos al parecer ajeno. El contenderse místico entre el bien y el mal, necesario para rasgar las nubes, sacarle astillas al aire y sacudir a Dios.

El poeta conjuga, entre su pugilato de vida contra mundo –vis a vis de ser y hacer- una configuración lírica voluntariosa, llena de alas y contrapesos: “Los trillos del cosmos se cierran… al querer salir con aliento de ideas”. Acuchilla a su universo y coloca sobre su estro la misión de “sacar el agua del mar y hacer estrellas”, previo su coraje de “descuartizar al sol”. Evoca, sin embargo, bucólicamente, su ayer “debajo del asfalto”, los barriales que se fueron y “el agua fresca del roble” y plantea con energía el ataque a lo que se viene, porque el poeta sigue siendo “un cuerpo que habita las heridas”, “un espíritu que no ha llegado al centro”.

La noche voluntaria del caracol emociona. Le comunica al lector la angustia de la existencia y la infinitud del cosmos. Deja transcurrir la vida como es, desde La Piedra y Savegre hasta Platanillo, El Águila, Volcán y Chimirol, “hasta detrás de las sombras”, donde se encuentra como en un encanto, “el agua fresca del roble”.

Marcos Valverde comunica poéticamente. Su poemario es angustia y esperanza, amor y vida. Para decir eso es necesario contrastar al mundo y pregonar, como escudo, bandera y proclama, la herida, por ventura cicatrizante, apenas indicada por una noche de encierro, voluntariamente aprisionada dentro de un caracol.




Francisco Zúñiga Díaz













“La angustia es uno de mis trajes. No pregunto al herido cómo se siente: yo mismo me transformo en el herido.”




Walt Whitman




1

Cuando me heredaron
la tierra me dio este cuerpo
cubierto de piel. Matices
sabor a naranja
rellenos de silbos.

Y de él
salieron leñadores
hachas
horas
sol
y cielo.

Cuando me heredaron
mi cuerpo tuvo el perfume
de la mente
y soplaron sobre ella
sacando uno tras otro
pensamientos
como pompas de jabón.

La tormenta vino
a la arista del ojo
arrebatando
selvática
mi cuerpo.

Y se posaron en mis manos
rosas y truenos. Sonrisas
encierros.

Y dejaron en mí
un triángulo
de disputas
amor
y odio.




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